En la Playa Brava de Punta del Este, a la altura de la parada 1, cinco dedos emergen con fuerza de la arena, como si intentaran aferrarse al mundo.
Por Esteña Press
Los Dedos de Punta del Este
Historia, arte y resistencia de un ícono cultural
En la Playa Brava de Punta del Este, a la altura de la parada 1, cinco dedos emergen con fuerza de la arena, como si intentaran aferrarse al mundo. Conocida como «La Mano de Punta del Este» o simplemente «Los Dedos», esta obra es mucho más que una escultura. Es un emblema de la ciudad, un icono de Uruguay y un testimonio de la creatividad del artista chileno Mario Irarrázabal.
Un origen inspirado en la advertencia
La historia de «Los Dedos» comienza en enero de 1982, durante la Primera Reunión Internacional de Escultura Moderna al Aire Libre, un evento que reunió a artistas de diversas partes del mundo en Punta del Este. Entre ellos estaba Mario Irarrázabal, entonces un joven escultor, quien eligió desafiar las convenciones al usar las arenas de la playa Brava como lienzo. Inspirado por la peligrosidad de las aguas del Atlántico, diseñó una mano emergiendo como una advertencia, simbolizando la lucha del ser humano contra la naturaleza. Irarrázabal completó la escultura en apenas seis días, utilizando una estructura interna de hierro, plástico y solventes resistentes al ambiente marino. Desde su inauguración, «Los Dedos» capturaron la atención de residentes y visitantes, convirtiéndose en un referente artístico y turístico.
Un legado global
El impacto de Irarrázabal no se limitó a Punta del Este. Su fascinación por las manos monumentales se replicó en distintas partes del mundo. En 1992, levantó la «Mano del Desierto» en el desierto de Atacama, Chile. En Venecia, en 1995, instaló una escultura similar que asoma desde las aguas de los canales, mientras que en Madrid, una obra de 1987 refleja su estilo distintivo. Cada una de estas creaciones comparte la capacidad de provocar una conexión emocional, invitando a la reflexión sobre la fragilidad humana frente al entorno y el paso del tiempo.
Resiliencia frente al vandalismo
A pesar de su estatus icónico, «Los Dedos» han enfrentado diversos desafíos. El más reciente ocurrió el 16 de enero de 2025, cuando una ciudadana uruguaya vandalizó la escultura pintando «Te amo CR7» junto con corazones en uno de los dedos. Este acto provocó indignación local y nacional, subrayando la necesidad de proteger este patrimonio cultural.
El municipio de Punta del Este actuó rápidamente, llevando a cabo una reparación transitoria. Según informó el alcalde Javier Carballal, se planea una recuperación final en marzo de este año, con un costo estimado de $170.000. «Aunque logramos recuperar su esencia, seguimos buscando formas de proteger mejor este monumento», declaró Carballal.
El incidente fue detectado por oficiales de Prefectura a las 23:20 del jueves mencionado. Gracias a las cámaras de seguridad, se identificó a la responsable, quien fue conducida a la Prefectura y citada al Juzgado de Maldonado. La directora general de Asuntos Legales de la Intendencia de Maldonado, Adriana Graziuso, explicó que el reintegro del costo de reparación está previsto en el artículo 367 del Código Penal uruguayo, que sanciona el deterioro y vandalismo de monumentos en espacios públicos.
Un símbolo eterno
A lo largo de las décadas, «Los Dedos» se han convertido en un punto de referencia que trasciende fronteras. Cada año, turistas de todo el mundo acuden a Punta del Este para fotografiarse junto a esta escultura y contemplar su poderosa presencia frente al mar.
Mario Irarrázabal, en una de sus pocas entrevistas, reflexionó sobre su obra diciendo: «Mis manos emergen para recordar que siempre hay algo por lo que luchar». Este mensaje de resistencia y esperanza sigue resonando hoy, más de cuarenta años después de su creación.