La “Mariposa de la Vida” despliega sus alas en Maldonado

La “Mariposa de la Vida” despliega sus alas en Maldonado

Un nuevo ícono cultural ha tomado su lugar en Punta del Este, combinando arte monumental y un homenaje profundamente emotivo. Desde este jueves, la imponente obra “Mariposa de la Vida” de Pablo Atchugarry, una escultura en acero inoxidable de casi 12 metros de altura y 30 toneladas, adorna la rotonda donde convergen las rutas 10 y 104, cautivando a todos los que pasan por allí.

El espectacular operativo para montar la escultura contó con la supervisión del propio Atchugarry, quien estuvo acompañado por autoridades de la Intendencia de Maldonado. Este proyecto, cuya realización y traslado involucró un esfuerzo logístico de gran escala, representa un regalo del artista al pueblo de Maldonado. Su costo, estimado en 2 millones de dólares, no solo resalta su valor material, sino también el simbolismo de la pieza como un tributo a la comunidad y al hermano del artista, Alejandro Atchugarry, cuyo nombre lleva la Ruta 104.

Un vuelo desde Italia hasta Uruguay

Concebida y creada en Italia, “Mariposa de la Vida” comenzó su travesía desde el taller del artista en el país europeo. La obra fue desarmada y enviada en siete contenedores, un proceso que culminó en la reciente instalación que ahora decora uno de los puntos estratégicos más transitados de Maldonado.

Esta obra de arte no es desconocida para el público internacional, ya que fue presentada originalmente en dos espectáculos del renombrado tenor Andrea Bocelli en la región de Toscana, Italia. Ahora, encuentra su lugar definitivo en suelo uruguayo, donde promete convertirse en un emblema cultural de Punta del Este y un atractivo turístico de renombre.

Un homenaje que trasciende el arte

Más allá de su estética majestuosa, la escultura lleva consigo un mensaje de gratitud y memoria. La donación de Atchugarry no solo destaca el vínculo profundo que el artista mantiene con Maldonado, sino también su intención de perpetuar el legado de su hermano Alejandro, una figura clave en la política uruguaya que dejó una huella imborrable en la región.

Con su brillo metálico y su diseño que evoca la fragilidad y fortaleza de la vida, “Mariposa de la Vida” no solo embellece el paisaje, sino que invita a la reflexión y al asombro.

Un símbolo para el futuro

La instalación de esta obra refuerza el compromiso de Maldonado con el arte y la cultura, consolidando a la región como un epicentro de creatividad y expresión en América Latina. Para los locales y visitantes, “Mariposa de la Vida” no es solo una escultura, sino una celebración de la identidad de Maldonado, una conexión entre lo local y lo global, y un recordatorio de que el arte tiene el poder de transformar los espacios y las vidas.

Con su majestuosidad, esta escultura es mucho más que una obra de arte: es un nuevo corazón palpitante para la comunidad, un faro que ilumina el camino de quienes transitan por estas rutas y un símbolo de unión que seguirá dejando su huella por generaciones.