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Del arte precolombino a la cocina fusión

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Una crónica desde Lima, donde el pasado milenario convive con sabores modernos, un tráfico infernal y platos que son obras de arte.

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DEL ARTE PRECOLOMBINO A LA COCINA FUSIÓN: UN PERIPLO CULTURAL Y SENSORIAL

Una crónica desde Lima, donde el pasado milenario convive con sabores modernos, un tráfico infernal y platos que son obras de arte.

Estimados lectores: los invito a acompañarme en mi reciente viaje a Lima, Perú, para compartirles una selección de lo que ví y lo que sentí. 

Todo empezó con una conversación

Como tantos viajes en la vida, éste también empezó con una conversación: en este caso con Silvia Arrozés, directora de la Galería Del Paseo (Manantiales-Lima). Silvia me hablaba con entusiasmo del maravilloso programa para coleccionistas internacionales de Pinta Lima, y sus palabras fueron sembrando una semilla. Finalmente, del 24 al 27 de abril, esa semilla germinó y me decidí a viajar a Lima.

Algo que me impactó profundamente al conocer la sede de la Galería del Paseo, Lima fue su ubicación, justo frente a la Huaca Pucllana, un imponente sitio arqueológico en pleno barrio de Miraflores. Se trata de una pirámide escalonada de adobe, de 25 metros de altura, construida entre los años 200 y 700 d.C. por la cultura Lima, una de las civilizaciones preincaicas más antiguas de la región. Este antiguo centro ceremonial y administrativo está compuesto por patios, plazas y recintos.

El excepcional programa cultural para coleccionistas internacionales de Pinta Lima. 

La Feria Pinta Lima, que este año celebró su 12ª edición, es la única feria internacional de arte contemporáneo del país y su programa para coleccionistas internacionales incluye visitas a museos, talleres de artistas, galerías, casas de coleccionistas y encuentros con curadores internacionales. Todo esto, acompañado de almuerzos, brunchs y traslados en camionetas compartidas con otros gestores culturales, coleccionistas, periodistas y amantes del arte, en un entorno cuidado, relajado y estimulante que ofrece la valiosa oportunidad de conversar y generar vínculos con destacados actores del arte y la cultura internacional que se dan cita para este programa. La organización del programa y la agenda, me hizo recordar a un viaje en un crucero de lujo: cada parada, cada “puerto cultural” era abrirse a experiencias deslumbrantes, una mezcla entre lo ancestral y lo actual, descubriendo los tesoros ocultos de la cultura limeña, que se nos iban desvelando ante nuestros ojos sin parar.

Pero nunca imaginé que iba a tener de compañero de “crucero” ni más ni menos que a Manuel Segade, director del Museo Reina Sofía de Madrid… el Messi de los museos, si me permiten la metáfora futbolera. También nos acompañó Pablo León de la Barra, curador para Latinoamérica del Museo Solomon R. Guggenheim de Nueva York, otra figura importantísima en el mundo del arte.  Compartir la mirada de ellos en los museos y colecciones de Lima fue un lujo, un gran honor inesperado!. 

Perú: un continente en miniatura.

Lima es la capital de un país sorprendente, capaz de concentrar todos los climas y biomas del planeta: selva, montaña, desierto y mar. Esa diversidad geográfica, junto con su variedad de altitudes y suelos, impacta directamente en la producción de alimentos y en la riqueza de su cocina.

Pero Perú no solo es biodiversidad: fue una de las seis cunas civilizatorias del planeta, junto a Mesopotamia, Egipto, India, China y Mesoamérica. Allí surgieron algunas de las primeras sociedades complejas sin influencias externas: desarrollaron astronomía, urbanismo, cerámica, agricultura y sistemas sociales antes que muchas otras culturas del mundo.

A esa herencia milenaria se sumaron, con el tiempo, diversas olas migratorias —chinos, japoneses, europeos, africanos— que transformaron el paisaje humano y cultural del país. Ese “melting pot” generó una identidad mestiza, profundamente rica y vibrante, que se refleja tanto en su arte como en su gastronomía.

Un viaje sabroso.

Durante años, Perú fue sinónimo de Machu Picchu. Lima era apenas la antesala al Cusco y sus ruinas sagradas. Pero algo cambió: el efecto de la globalización, el auge de la gastronomía en redes, y series como Chef’s Table o MasterChef pusieron a la cocina peruana en la mira del mundo.

Cuando les contaba que iba a viajar a Lima, mis amigos eran unánimes: “¡Qué rico vas a comer! No te pierdas tal o cual restaurante”. Y yo respondía: “¡No voy por la comida! Voy por el arte, por la cultura…” Aunque no era mi prioridad, caí rendido ante la cocina peruana—esa fusión entre lo criollo, lo japonés, lo chino, lo andino. Una experiencia sensorial que también es identidad, historia y patrimonio. 

(El ceviche peruano fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO el 6 de diciembre de 2023).

No tenía previsto —ya que no era mi prioridad— ir a ningún restaurante famoso. Sin embargo, invitado por amigos, terminé en el legendario Astrid y Gastón. El lugar ya impacta antes de probar bocado: funciona en la Casa Moreyra, una casona virreinal del siglo XVII restaurada con elegancia. Las paredes blancas de la casona, cubiertas por Santa Ritas en flor, impactan visualmente como si fuera una pintura viva. Los salones del restaurante son impresionantes. Un escenario perfecto donde la historia, la arquitectura y la cocina se funden en una experiencia tan estética como sensorial. Valió la pena y lo recomiendo!!

Mario Vargas Llosa: el peso de la intelectualidad

Llegué a Lima apenas unos días después del fallecimiento del escritor Mario Vargas Llosa, y era omnipresente la atmósfera de respeto y duelo por una figura clave de la intelectualidad peruana, venerado casi como un héroe. 

Me reconforta ver cuando se valora a quienes piensan y escriben, a los intelectuales, a los artistas, a los filósofos y no solo a futbolistas, vedettes o participantes de reality shows.

¿En qué momento se había jodido el Perú?

Se preguntaba un personaje de la novela Conversación en La Catedral, de Vargas Llosa allá por 1969. Tiempo después, tratando de buscar una respuesta a su misma pregunta, el autor dirá que no hubo ningún momento específico en que se haya “jodido” el Perú, sino que han sido en realidad varios momentos a lo largo de su historia.  El libro no envejece. 

Perú ostenta un récord mundial digno de una novela de ciencia ficción: de sus últimos siete presidentes, tres están presos (Toledo, Humala y Castillo), dos procesados (Kuczynski y Vizcarra), uno se suicidó tras un intento de arresto (Alan García) y otro otro murió tras ser liberado por indulto (Fujimori). Una radiografía brutal de la fragilidad institucional… o del alcance de la justicia, según cómo se lo mire. En Perú, ser presidente no sé si es una bendición o una condena: el cargo casi garantiza una causa judicial… o la posibilidad de terminar preso.  La actual presidenta del Perú, Dina Boluarte —la primera mujer en ocupar ese cargo— tampoco es muy querida ni está exenta de polémicas: asumió en diciembre de 2022 y hoy enfrenta una impopularidad récord: apenas 3% de aprobación y la peor imagen de cualquier presidenta en Sudamérica, incluso por debajo de Nicolás Maduro.

Museo Larco

El primer encuentro del programa de coleccionistas internacionales fue un almuerzo de bienvenida en el Museo Larco. Su restaurante, considerado uno de los mejores de Lima, se abre a un jardín exuberante, donde destacan las Santa Ritas que estallan en una explosión de color fucsia vibrante contra las paredes blancas. Este Museo, fundado por el filántropo Rafael Larco Hoyle, es una parada obligatoria en Lima. Alberga más de 45.000 piezas que permiten rastrear más de 5.000 años de historia. 

Un dato interesante: el Imperio Inca, que duró menos de 100 años (1438-1533), fue apenas el cierre de una larga sucesión de culturas milenarias como los mochicas, paracas, nazcas y huaris que desarrollaron sociedades agrícolas complejas y ciudades organizadas durante más de 5.000 años.

Conclusión: arte que florece en el desierto

En Perú, el arte surgió y prosperó en los márgenes más áridos del desierto. En un país atravesado por contradicciones políticas y sociales, el arte milenario de los pueblos originarios sigue siendo una vía de sanación, de identidad y esperanza. También es fuente de inspiración, no solo para el arte contemporáneo, sino para nosotros mismos, en nuestra ruidosa ¿o ruinosa? modernidad.

En un mundo donde sobran pantallas pero faltan experiencias reales, me parece importante detenerse a pensar cuánto tenemos que aprender de aquellos pueblos originarios que respetaban a la Pachamama, a la madre tierra, la naturaleza, y no generaban la polución, la basura, la contaminación que nuestra “civilización” moderna produce sin parar y a un ritmo alarmante.

Gracias por acompañarme en esta travesía artística.  Regresé a Punta del Este con el alma llena, un poco más de cultura (que no pesa), unos kilitos de más (que sí), y una curiosidad renovada que, como buen Géminis, me empuja a seguir explorando y varias historias que para seguir compartiendo y aprendiendo








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