La próxima vez que le preguntes a Alexa por el clima, recordá: la respuesta viaja gratis, la pregunta no.
Por Esteña Press
¡Alexa, dejá de espiarme!
Cómo los titanes tecnológicos saben más de vos de lo que imaginás
Lucía se despierta a las 6:45 a. m. “Alexa, cinco minutos más”, susurra entre sueños. Mientras la voz metálica concede la tregua, el eco ya partió hacia los servidores de Amazon Web Services (AWS) para engordar su perfil sonoro: tono, cadencia, humor matutino. Aún no ha abierto los ojos y su día está etiquetado como rutina laboral.
A las 7:15 la cafetera inteligente—comprada con un clic en Prime—se activa. El enrutador Eero, adquirido por Amazon en 2019, registra el pico energético y cataloga los dispositivos encendidos. En segundos Lucía revisa las noticias en su Kindle: Amazon sabe qué artículos abandona a la mitad, dónde subraya, a qué hora cierra el aparato. De camino al trabajo, la cámara Ring del portal capta la salida. Gracias a un acuerdo policial en su ciudad, esos fotogramas podrían terminar en la nube de un comisario sin que ella lo sepa. Ya en el coche, el GPS sugiere la ruta más rápida; no lo sabe, pero esa cartografía urbana alimenta Zoox, la filial de vehículos autónomos comprada en 2020. Cuando llega a casa, la aspiradora Roomba (del aún frustrado intento de compra de iRobot) mapea el salón: metros cuadrados, obstáculos, posición del sofá. Ese plano 3D es oro para calibrar futuros dispositivos domésticos. Por la noche, Lucía busca una comedia en Prime Video; el algoritmo recurre en silencio a IMDb, otro activo de Amazon, para afinar la recomendación con la precisión de un cirujano. Nada de esto ocurre por casualidad. Cada adquisición fue una pieza milimétrica de ingeniería de datos.
Pero Amazon no está sola en este juego. En el vasto universo tecnológico, hay otros titanes que compiten y colaboran para convertirse en los guardianes —y coleccionistas— de nuestra vida digital:
• Google (Alphabet) domina con Android, YouTube, Google Maps y hogares inteligentes Nest. Recopila desde tu historial de búsquedas hasta dónde caminás, qué videos ves, y cómo dormís si usás Fitbit.
• Meta (Facebook), con Facebook, Instagram, WhatsApp y su apuesta al metaverso, construye perfiles psicológicos profundos para que los anuncios sean imposibles de ignorar.
• Apple, aunque más restrictiva en privacidad, también acumula datos a través de iPhones, Apple Watch y sus servicios de salud, creando un perfil premium y detallado de su ecosistema.
• Microsoft aprovecha Office 365, LinkedIn y Xbox para conectar el mundo laboral y de ocio, rastreando desde tus contactos profesionales hasta tus preferencias en videojuegos. Este entramado de empresas usa la información como moneda para personalizar servicios, mejorar productos y, claro, vender publicidad hipersegmentada. Cada dispositivo, app y compra es un ladrillo en el edificio de nuestra identidad digital.
¿Y cómo cuidarnos sin renunciar a la tecnología?
1. Desactivá los historiales: en Alexa y Google Home, borrá periódicamente grabaciones y restringí su uso para entrenamiento.
2. Separá tus cuentas: usá correos distintos para compras, streaming y redes sociales. Así limitás el cruce de datos.
3. Controlá permisos: revisá cámaras, micrófonos y routers. Cambiá contraseñas por defecto y deshabilitá accesos remotos no esenciales.
4. Elegí opciones de privacidad: configurá el perfil en Amazon y otras plataformas para que no vendan tus datos, si está disponible.
5. Pagá en efectivo cuando puedas en tiendas físicas para que tus compras no alimenten algoritmos.
6. Navegá con VPN fuera de tu red doméstica para proteger tu IP y reducir la publicidad programática.
Lucía no sabe que, sin levantar un dedo, ha bailado un vals con sensores, compras y diagnósticos que la etiquetan como mujer de 33 años, mañanas de café oscuro y ligera hipertensión. No hay complot ni invasión directa: es un modelo de negocio que apuesta a saber antes que nadie qué vas a necesitar.
La próxima vez que le preguntes a Alexa por el clima, recordá: la respuesta viaja gratis, la pregunta no. En el imperio tecnológico, tu vida cotidiana es la materia prima más valiosa. Y decidir cuánto compartir sigue siendo, por ahora, tu elección.