La diferencia entre jugar un juego finito y un juego infinito, basada en el libro “The Infinite Game” de Simon Sinek.
Por Julieta Sullivan
Hablemos de Liderazgo
El líder con mentalidad infinita
Bienvenidos a una nueva entrega de nuestra serie “Hablemos de liderazgo”. Hoy quiero hablarte de una idea que cambió la forma en que pienso el liderazgo y los negocios: la diferencia entre jugar un juego finito y un juego infinito, basada en el libro “The Infinite Game” de Simon Sinek.
En su libro, Sinek explica que los juegos finitos son como el fútbol: tienen reglas claras, jugadores conocidos y un final donde alguien gana y alguien pierde (sabemos que también se puede empatar… pero espero entiendas hacia dónde voy). Los juegos infinitos, en cambio, son distintos. No tienen un final definido, los jugadores pueden entrar y salir en cualquier momento y las reglas no son fijas. El objetivo no es ganar, sino seguir jugando.
Si lo pensamos bien, los negocios (y la vida misma) son un juego infinito. No existe una “línea de llegada”. Sin embargo, demasiados líderes siguen actuando como si pudieran ganar. Ponen foco principalmente en métricas de corto plazo, en buscar ser “los mejores” o en dejar su nombre asociado a un logro. ¿El resultado? Se pierde la confianza, se quiebra la cooperación y se limita la innovación.
Un líder con mentalidad infinita piensa diferente. Su objetivo no es ser el número uno, sino construir una organización lo suficientemente fuerte y saludable como para permanecer en el tiempo. Que siga viva y creciendo mucho después de que él o ella ya no esté. Ese es el verdadero valor: cuando otros eligen seguir aportando para que la organización siga adelante, incluso después de que uno ya no esté.
La diferencia es sutil pero poderosa. Un líder con mentalidad finita trabaja para obtener algo de sus empleados, clientes o accionistas y cumplir con métricas arbitrarias (ventas, EBITDA, market cap). En cambio, un líder con mentalidad infinita trabaja para que esas mismas personas se sientan inspiradas a seguir aportando su esfuerzo, su confianza y su compromiso en el largo plazo. Quiere dejar la organización en mejores condiciones de las que la encontró.
“Seguir jugando” significa mirar más allá del “bottom line”. Es pensar en el impacto de nuestras decisiones sobre la gente, la comunidad, la economía y hasta el mundo. Significa construir algo que trascienda, que pueda sobrevivirnos y que genere bienestar más allá de lo financiero.
Y lo más inspirador de todo es que cuando adoptamos esta mirada infinita, también cambia nuestra experiencia personal. Empezamos cada mañana con más entusiasmo, nos sentimos seguros en nuestro trabajo y cerramos el día con una sensación de plenitud. Y cuando llegue el momento de dejar el juego, podremos mirar atrás y decir: viví una vida que valió la pena, y ayudé a que otros sigan el camino después de mí.
Julieta Sullivan
Directora Independiente & Coach de Mujeres Líderes
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