Este ciclo, que comenzó con fuerza en 2025, se caracteriza por la rapidez de los cambios, la incertidumbre y una fuerte necesidad de libertad.
Por Julieta Sullivan
Hablemos de Liderazgo
Adaptabilidad: la habilidad clave del liderazgo de hoy
Bienvenidos a una nueva edición de nuestra serie «Hablemos de Liderazgo». Hoy quiero traer algo que conecté a partir de una sesión con mi astróloga, en el marco de mi cumpleaños y mi revolución solar. Ella me contó que estamos entrando en un nuevo ciclo planetario, de esos que marcan época: todos los planetas lentos (Plutón, Neptuno, Urano y Saturno) cambiaron de signo casi en simultáneo, generando una energía distinta.
Este ciclo, que comenzó con fuerza en 2025, se caracteriza por la rapidez de los cambios, la incertidumbre y una fuerte necesidad de libertad. Y si lo miramos, es evidente: la irrupción de la inteligencia artificial avanza a un ritmo vertiginoso, las nuevas generaciones cuestionan estructuras que parecían intocables y los modelos de trabajo y educación están en plena transformación. Todo esto nos muestra que la música de fondo cambió, y si seguimos cantando igual que antes, inevitablemente desafinamos.
En este contexto, la habilidad que define a un buen líder no es la fuerza ni la experiencia acumulada, sino la adaptabilidad: la capacidad de ajustarse con rapidez y flexibilidad a lo inesperado. A diferencia de la perseverancia —que nos impulsa a insistir para alcanzar un objetivo—, la adaptabilidad es la que nos permite cambiar tácticas, expectativas y hasta estrategias cuando el entorno lo exige. Es escuchar lo que sucede, interpretarlo y movernos en consecuencia.
Rich Diviney identifica cinco atributos esenciales en un líder: empatía, altruismo, autenticidad, decisión y accountability. Todos siguen siendo fundamentales, pero hoy es imprescindible sumar uno más: la adaptabilidad. Porque ya no alcanza con ser empáticos o auténticos si no sabemos modificar el rumbo con agilidad cuando la realidad nos lo pide.
Esto no es solo un rasgo personal. Los líderes de hoy necesitamos construir culturas adaptables, donde los equipos puedan experimentar, aprender rápido y ajustar sin miedo al error. Un equipo adaptable es aquel que responde con entusiasmo a los cambios, en lugar de paralizarse o resistirlos.
Adaptarse no significa perder identidad, sino sostener lo esencial mientras aprendemos a bailar con la nueva música. Y esa música hoy suena más acelerada, cambiante, imprevisible. No siempre sabemos qué canción vendrá después, pero sí podemos aceptar la invitación a bailar con más libertad, improvisando cuando hace falta y confiando en que, aunque el ritmo varíe, seguimos siendo parte de la misma orquesta.
Julieta Sullivan
Directora Independiente & Coach de Mujeres Ejecutivas
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