Septiembre llega con el Presupuesto Quinquenal bajo la lupa y un paquete de reformas tributarias que promete cambiar el mapa económico del país
Por Esteña Press
Impuestos, equidad y comercio digital
El giro fiscal que se viene en Uruguay
Septiembre llega con el Presupuesto Quinquenal bajo la lupa y un paquete de reformas tributarias que promete cambiar el mapa económico del país. El ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone, adelantó que Uruguay se sumará al “impuesto mínimo global” acordado por la OCDE, que fija una tasa mínima del 15% para multinacionales. “No es un aumento de impuestos, es recaudar lo que la empresa ya paga, pero que hoy se queda en otro país”, explicó.
El segundo cambio apunta a las “ganancias de capital generadas en el exterior” por uruguayos y residentes. Desde 2011 se gravan intereses e inversiones financieras fuera del país, pero no la ganancia de la venta de esos activos. Oddone lo definió como “una corrección técnica” para evitar que invertir afuera resulte fiscalmente más atractivo que hacerlo en territorio nacional.
El tercer frente es el más sensible para el consumidor: aplicar un IVA del 22% a las compras por Internet en el exterior, salvo las provenientes de Estados Unidos, amparadas por acuerdos comerciales. La medida busca equiparar condiciones entre el comercio local y el digital, en especial tras el “efecto Temu”, que disparó los envíos mensuales de 45.000 a más de 150.000 en poco más de un año.
El presidente Yamandú Orsi respaldó la iniciativa y recordó que “algunos actores empresariales uruguayos nos han planteado con preocupación” el incremento de importaciones realizadas a través de plataformas digitales. “Lo que se nos ocurre es gravar como cualquier otro producto; acá se apunta a la equidad. No sé si a la justicia, pero sí a la equidad”, sintetizó.
Actualmente, el régimen permite tres compras anuales de hasta 200 dólares libres de impuestos. El nuevo esquema podría elevar ese tope y habilitar compras únicas de mayor valor, aunque sujetas al pago de IVA.
En paralelo, el gobierno y los 19 intendentes avanzan en un acuerdo presupuestal que destina 80 millones de dólares a infraestructura departamental, dentro de un paquete quinquenal de 800 millones en transferencias. Con un “espacio fiscal” inicial de 140 millones de dólares —que podría duplicarse hacia el final del período—, Orsi advirtió que “queda corto, pero es lo que tenemos hoy”.
Ante esta presentación del presupuesto, expertos alertan que el foco no debería estar solo en nuevos tributos. El exministro de Economía y Finanzas, Isaac Alfie, planteó: “¿No debería venir la cosa por el lado del gasto?”. Y agregó: “Es razonable tener una presión fiscal total casi al nivel de Estados Unidos, pero con un ingreso per cápita 3,8 veces menor”.
En la misma línea, el economista José Licandro sostuvo que reducir el gasto “no solo es razonable, también es racional y hasta ético”, cuestionando la existencia de beneficios considerados superfluos en un país con 30% de niños pobres.
El PIT-CNT, por su parte, cerró su primer paro nacional con un reclamo frontal: crear un impuesto al 1% más rico. Sin embargo, Oddone descartó esa posibilidad, al considerarlo “extremadamente inconveniente” para la inversión y el clima de negocios.
El debate también tocó fibras en la industria local. La Cámara Industrial de la Vestimenta calificó de “ambiguo” el IVA a las compras en el extranjero y propuso destinar la recaudación a un fondo de reconversión industrial. “Por un lado se nos dice que hay que proteger a la industria nacional, y por otro se la está asfixiando”, cuestionó Alfredo Barboza, dirigente del sector, que emplea a más de 20.000 personas.
Desde el Partido Nacional, el diputado Pedro Jisdonian presentó un proyecto alternativo que reduce las franquicias a una compra anual sin impuestos, con el objetivo de “cuidar el empleo en Uruguay”. “Hoy en día la zapatería más grande en Uruguay es Temu. La tienda de ropa más grande en Uruguay también. Si seguimos dando facilidad para que la gente compre todo afuera, acá no van a vender nada a nadie”, advirtió.
Ante este nuevo Presupuesto Quinquenal Uruguay se encuentra en una encrucijada: equilibrar la presión fiscal, sostener la competitividad y evitar que la búsqueda de equidad se transforme en un freno al consumo o en un golpe para la industria. El desenlace no solo definirá el rumbo económico del quinquenio, también la manera en que el país decide responder a los desafíos de un mercado global cada vez más digital.