Un liderazgo verdaderamente humano tiene el poder de transformar organizaciones, impactar la vida de los empleados y, en última instancia, mejorar la sociedad en su conjunto.
Por Julieta Sullivan
Hablemos de Liderazgo:
el efecto multiplicador del Liderazgo
Bienvenidos a una nueva edición de nuestra serie Hablemos de Liderazgo, un espacio donde exploramos cómo el liderazgo impacta no solo en las organizaciones, sino también en la vida de las personas y la sociedad. Hoy quiero invitarlos a profundizar en un concepto poderoso: el Leadership Ripple Effect, o efecto multiplicador del liderazgo, que nos ayuda a entender hasta dónde puede llegar nuestro impacto como líderes.
La historia más inspiradora que conozco sobre este efecto la encontré hace algunos años en Everybody Matters, de Bob Chapman y Raj Sisodia. En este libro, los autores nos muestran cómo un liderazgo verdaderamente humano tiene el poder de transformar organizaciones, impactar la vida de los empleados y, en última instancia, mejorar la sociedad en su conjunto.
El rol del líder: más allá de la empresa
Bob Chapman, fundador y CEO de Barry-Wehmiller, una exitosa empresa manufacturera con más de 11.000 empleados, cree firmemente que los líderes son responsables de la vida de las personas que han sido confiadas a su cuidado. Para él, liderar no es solo dirigir un negocio; es crear un entorno donde las personas puedan crecer, tanto profesional como personalmente.
El libro está lleno de ejemplos que muestran el poder de cuidar a tu gente como si fuera una familia: “Si cuidas de tu gente, ellos cuidarán de tu negocio”. Y lo más interesante es que no se trata de una filosofía ingenua o idealista. Cualquier empresa puede convertirse en una “empresa verdaderamente humana” como Barry-Wehmiller, si pone en el centro a las personas.
El impacto en la sociedad y la familia
Imaginemos el impacto de un entorno de trabajo donde las personas se sientan inspiradas, valoradas y reconocidas. No solo serán más productivas y comprometidas con su trabajo, sino que también llevarán esa satisfacción a sus casas. Cuando alguien regresa a su hogar después de un día en el que se sintió apreciado y empoderado, su actitud con su familia cambia. Tiene más paciencia con sus hijos, más empatía con su pareja y más energía para contribuir a su comunidad.
El liderazgo, entonces, no solo define el éxito de una organización. Define la calidad de vida de sus empleados y, por extensión, de sus familias y comunidades.
El liderazgo como la mayor contribución social
Una de las ideas que más me inspiró de este libro y que transformó mi manera de ver el liderazgo fue el propósito de Barry-Wehmiller: “Estamos en el negocio para que todos los miembros de nuestro equipo tengan vidas plenas y con sentido.”
Según Chapman, Barry-Wehmiller no solo busca ser rentable; su misión es mejorar vidas. Puede sonar idealista, pero la realidad es que no se trata de una empresa sin fines de lucro. Han construido un negocio sólido, con un crecimiento compuesto del 16 % en las últimas dos décadas.
Esto nos deja una enseñanza clave: el liderazgo no es solo una herramienta para mejorar los números de una empresa. Es una responsabilidad humana. Los líderes no gestionan negocios. Lideran personas. Y cuando esas personas se sienten plenas, comprometidas y valoradas, el impacto positivo se expande como ondas en el agua, alcanzando lugares que nunca imaginamos.
Cuando lideramos con cuidado y propósito, no solo hacemos crecer nuestros negocios. Transformamos vidas. Y ese es el verdadero impacto del liderazgo.